Cuando vi este vídeo por primera vez no reí, ni siquiera sonreí, sólo pude emocionarme, y aún hoy, después de verlo infinitas veces sigo haciéndolo. Esa filosofía vital tan evidente pero a la vez tan digna y admirable que lleva consigo el título de la canción, es la que siempre mostraron los Monthy Python en sus películas, sketches y apariciones en televisión. Reírse de la vida, de lo bueno y lo malo, de la gente, de sí mismo y de todo sin complejos y con mala leche, y quien se ofenda ajo y agua, como tiene que ser. Acotar esta idea sólo al apartado profesional tiene su mérito, pero lo que verdaderamente les hace grandes es llevar esta filosofía a la vida real.
Este homenaje a Graham Chapman en su funeral no deja duda de ello, de la incorreción política, del humor y del vitalismo de los Monthy Python, que les lleva a reírse de la muerte y de tomarle el pelo, por qué no, a su amigo fallecido. Graham seguramente hubiera hecho lo mismo.
Así son ellos y ojalá todas las despedidas de los amigos fueran así. Tan emocionantes, tan bonitas, siempre viendo el lado positivo de la vida. Y de la muerte.