Han sido muchos, como Jim Henson, con El Cuentacuentos, Los Fraggel o Barrio Sésamo, o Hanna y Barbera con Scooby Doo o Los Autos Locos, los que en ese medio que a veces despreciamos, no sin razón, llamándolo caja tonta, nos han regalado tantos buenos momentos y con los que los de mi generación han crecido. Hoy me he acordado de una serie de películas que he visto últimamente que, en líneas generales, son de dudosa calidad, y más para los que ya no somos tan niños, pero que si las hubiera visto en su momento, de crío, como las que he citado, otro gallo cantaría, y seguro que tendría un grato recuerdo de ellas. Me refiero a las películas en las que trabajó Ray Harryhausen, uno de los maestros del stop motion, una técnica con la que hacía que se movieran objetos estáticos a través de una serie de imágenes fijas sucesivas. Estas películas, como ya he dicho, eran bastante chapuceras, con unos actores de coña y guiones de la tómbola "El maño", pero a ojos de un pipiolo eran aventuras en estado puro y fantasía. Lo mejor de ellas eran los monstruos creados por Harryhausen, como la medusa, el titán o el búho de Furia de titanes (1981) o el cíclope de Simbad y la princesa (1958), todos ellos con un encanto excepcional, gracias al diseño de las propias criaturas como a la sensación de movimiento a trompicones que da el stop motion. A mí, personalmente, los que más me sorprendieron fueron los esqueletos de Jasón y los Argonautas (1963), aquí os dejo el vídeo de la secuencia (a partir del minuto 1:25), el mayor derroche de talento de Ray, uno de los mejores técnicos de animación que han existido y existen, pues a sus 90 años se mantiene en pie, pero sin dar mucha guerra, con los efectos especiales a ordenador y a su edad, el hombre anda retirado desde 1981, no volviendo a participar en ninguna película.
Este es el que me comentaste cuando hablamos de furia de titanes, menudo genio¡¡.
ResponderEliminarEl montaje de Jasón, con los esqueletos es soberbio, joder hace casi 50 años. Muy buena entrada, ilustrando al personal, si señor.
La tómbola el maño, un aporte castizo, jaja.
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ResponderEliminarCuando el reloj marca la una
ResponderEliminarlos esqueletos salen de su tumba,
tumba, que tumba, que tumba, tumba, tumba.
Me ha encantado esta entrada hermano,sigue descubriendonos cosas así.