Peter Jackson regresa a la Tierra Media para adaptar El Hobbit, la novela de aventuras que precedía y adelantaba ciertos aspectos que cobrarían mayor importancia en la trilogía épica publicada en 1954, diecisiete años después, El Señor de los Anillos. El Hobbit cuenta cómo Bilbo Bolsón se une a Gandalf y a una compañía de enanos encabezada por Thorin Escudo de Roble para recuperar Erebor, la Montaña Solitaria, en manos del malvado dragón Smaug, y de cómo Bilbo encontró el Anillo Único, eje sobre el que gira la trama de El Señor de los Anillos.
Esta adaptación es bastante fiel al libro, más que El Señor de los anillos, pero no por ello mejor que cualquiera de las películas de la trilogía. Esta fidelidad no se debe a un mayor aprecio por la novela de El Hobbit. Jackson decidió, con un afán meramente recaudatorio, adaptar un relato de 300 páginas en tres películas de casi tres horas cada una, mientras que la novela El Señor de los Anillos cuadruplica esta extensión. De ahí que El Hobbit cuente cada pasaje de la novela con pelos y señales, recreándose, estirando la historia, mientras que en la trilogía se echa en falta a Tom Bombadil, Glorfindel, Ghan Buri Ghan y tantos otros personajes que enriquecen la novela. No obstante, no creo que El Señor de los Anillos sea una mala adaptación cinematográfica. Al revés. Es bastante buena, de hecho creo que mejor que El Hobbit, pues Jackson mete el tijeretazo a episodios y personajes que adornan la historia, pero ni son determinantes ni aportan nada relevante a la trama y, además, ralentizarían el ritmo y lo harían sólo soportable para aquellos que son muy fans de la saga.
El Hobbit no obvia ni un sólo punto ni una coma, y ese es su gran defecto. Es la película hecha por un freak para los freaks de Tolkien, ávidos por ver en pantalla cada parte del libro, cada personaje, cada detalle. A Jackson no parece importarle el espectador medio, ni el cinéfilo, sólo las hordas de incondicionales que se disfrazan de enanos para ir al cine. Esta pretensión por la "adaptación perfecta" queda deslucida cuando te olvidas de los personajes, de su desarrollo, de que no sean planos e inútiles. ¿Quién es Bifur? ¿Quién es Óin? ¿Y Glóin? Queda deslucida cuanto te olvidas de la estructura narrativa, de darle una coherencia a cada escena. ¿Es necesaria la escena de los gigantes de piedra? ¿Es necesaria la presencia de Galadriel?. Y, sobre todo, queda deslucida cuando te obsesionas por la espectacularidad y la pirotecnia. Acción no es sinónimo de ritmo, y menos si esta acción no es verosímil. No sirve escudarse en que El Hobbit es un film de aventuras y fantasía para dar carta blanca al "todo vale". ¿Acaso no es lamentable cómo Elrond descifra el mapa de Thorin? ¿Y cómo el episodio de las Montañas Nubladas se convierte en un parque de atracciones lleno de carambolas y piruetas absurdas? Tan reprochable como el patinete de Legolas. O ver a los elfos en el Abismo de Helm.
Salva los muebles Bilbo (Martin Freeman), un personaje mucho más interesante que Frodo, interpretado por un actor con una particular vis cómica y con mucho más recursos, y la desternillante escena de los acertijos, con el siempre genial Gollum (Andy Serkis). También Thorin (Richard Armitage), Balin (Ken Stott) y, cómo no, Gandalf (Ian McKellen). Son personajes con un fondo y una forma, un pasado y un objetivo, sabes qué es lo que los mueve, por qué y hacia donde van.
La música de Howard Shore es reiterativa, excepto por la nueva canción de los enanos, pero necesaria, pues El Hobbit y El Señor de los Anillos comparten personajes identificados con determinados temas de la banda sonora.
Definitivamente, es una película fallida. No defraudará a los fans, pues está todo en ella, pero el espectador menos familiarizado se perderá entre tanto enano y tanto ir y venir, y el más exigente no tolerará un guión lleno de licencias, personajes superfluos y escenas intrascendentes.
Martin Freeman es Bilbo Bolsón |
Ian McKellen es Gandalf |
Richard Armitage es Thorin |
Ken Stott es Balin |
Andy Serkis es Gollum |
De acuerdo en todo. Es la misma sensación que me dejó a mi en lo que a cine estrictamente se refiere. Sólo siento no ser lector de Tolkien para poder disfrutar de la experiencia, que en tal caso entiendo que debe de ser una auténtica gozada.
ResponderEliminarImagino que no tendrás ganas de ver la segunda. Sin embargo, yo salí del cine pensando en hacer una maratón freak si las hubiera tenido en casa :)
ResponderEliminarHombre, puedo sobrevivir jejeje
ResponderEliminarPero si que me pica la curiosidad de saber como va a gestionar el material en la trilogía. Lo que igual si que me planteo es si pagar 10 pavos para verla en el cine en 3D, que al final es casi una anécdota.
O directamente me leo el libro y veo si mejora la percepción ;)
Es un buen libro. Yo no la vi en 3D, la vi normal. Y no sé si la versión que vi es la de los famosos 48 fotogramas o la normal, pero al principio y a lo largo de la peli había unas cuantas partes que se veían borrosas, y me molestó bastante. No sé si tiene relación, pero que se veían borrosas era un hecho, y me parece un descuido gordo.
ResponderEliminarPor fin puedo leer la crítica. Me estuve resistiendo para no enterarme de nada. jejeje. Yo salí del cine encantado, hacía mucho tiempo que me reía y emocionaba tanto.
ResponderEliminarTampoco la vi en 3D, me puse en 2a fila que es lo mismo, jajaja!
Estoy deacuerdo contigo en lo que comentas de la escena de las Montañas Nubladas (se le fue de las manos con el ordenador), pero también creo que el que dice eso es el Vicen friki que ha disfrutado con que Peter Jackson no se deje nada en el tintero, igual que yo.
En lo que a cine estrictamente se refiere, como bien dice Miguel, no es gran cosa, pero seamos francos... ya nos hemos metido con él porque se permite algunas licencias en un guión que de por sí ya está encorsetado por los que defienden cada párrafo del cuento de Tolkien. Jackson es un tío de acción épica que le mola meterse en estas frikadas, no es Woody Allen, ni siquiera Spielberg. Pero me alegro mucho de que este tipo se decidiera a meterse en estos embolaos.
Un saludo gran Vi
Es una peli de aventuras genial. Fui a verla con mis sobrinos y estuvieron con la boca abierta de principio a fin, durante las tres horas. Algo muy difícil de conseguir en el mundo de la hiper-estimulación digital.
ResponderEliminarPero, como Freak-Bajo-la-Montaña, me he indignado con la adaptación de Radagast...
Se flipan muchísimo, no sólo por el ordenador, se les cae media montaña encima y no les pasa nada, y dentro de las minas lo mismo, una sobrada tras otra.
ResponderEliminarHm que opinión fuerte! Aún no vi la peli. Pero por lo que vosotros me dicen, voy a flipar con toda la descripción demasiada, jeje porque mi identidad Tolkien es más fuerte que cualquier pensamiento o crítica técnica, que claro, van a venir también mismo con la pasión. Dame un disfraz de enano ahora!!!! jejeaja
ResponderEliminarPero lo que dices es en verdad una cosa que puedo estar de acuerdo,
el personaje de Tom Bombadil fue muy bien ocultado, no era necesario en la película (ni en el libro jaejeaja OPS ESTOY JUGANDO)
No puedo estar menos de acuerdo con el autor de la amable crítica. Como adaptación es tan mala como las tres películas en las que se resume El Señor de los Anillos. No se trata de que se inventen personajes o que se añadan historias que no aparecen en ninguno de los libros de Tolkien (tampoco en sus apéndices) sino que se cambia el sentido mismo de la historia y el carácter y naturaleza de los personajes. Gandalf parece un pusilánime que necesita del apoyo de Galadriel para encontrar su camino, olvidando que es uno de los Maiar (un dios menor, salvando las distancias) que fue enviado a la Tierra Media en forma de hombre viejo para ayudar a combatir a otro de los Maiar, esta vez caído, es decir, Sauron (o el Nigromante de esta peliculita). Galadriel parece capaz de sorprenderle con trucos de prestidigitación (ahora estoy, ahora no estoy..., ¡si Tolkien levantara la cabeza!) y el Rey Brujo, en la versión extendida del Retorno del Rey, ¡le rompe la vara de mago! Sin comentarios...
ResponderEliminarEl rey elfo del Bosque Verde no socorre a los enanos... pero lo que es aún más asombroso: ¡rinde pleitesía al rey enano! ¡Un rey elfo rinde pleitesía a un rey enano!
En definitiva, y por no seguir aburriendo con otros ejemplos, el cambiar unas escenas o añadir otras no tendría la menor importancia si no se hubiera cambiado la naturaleza y carácter de personajes esenciales a la comprensión del mundo que Tolkien creó: esto es lo realmente grave.
No creo que se haya cambiado el sentido y la naturaleza ni de los personajes ni de la novela y, si Gandalf te parece un pusilánime no quiero ni pensar que te parecen el resto de personajes de la trilogía. Como adaptación El Hobbit es demasiado fiel, y serlo más sobrepasa los límites del fanatismo, y como película no funciona por los motivos que ya he mencionado.
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