Tanto tiempo siguiendo la filmografía del bueno de Quentin
me ha servido para reafirmarme en la idea de que al enfant terrible
del cine independiente americano ya no le apetece hacer películas con
mayúscula, ya no le divierte. Ahora prefiere hacer entretenimiento puro y
duro, muy bien hecho además. Prefiere invertir el talento y la
desbordante creatividad que otrora mostró con inigualable estilo, en collages como el que nos ocupa, descuidando e incluso me atrevo a
decir que despreciando su anterior concepción del cine. Uno tiene la
sensación de que Tarantino se ha cansado de aquél Tarantino del que se
esperaba algo fresco y único, se ha cansado de levantar expectativas y
verse obligado a cumplirlas y parece haber encontrado una fórmula que
divierte tanto a incondicionales como a sí mismo.
La tan esperada incursión en el spaghetti del eterno admirador del spaghetti no es ni una visión personal de aquella celebrada reinterpretación del western, ni un homenaje. Homenaje al spaghetti son las perlas que el propio director americano introducía en sus Kill Bills y aquellas que inundaban su última película. Eran detalles, guiños que con cierta elegancia introducía puntualmente en historias fuera de contexto. Y eran de agradecer. Las referencias en directores con estilo nunca sobran.
Lo que Tarantino perpetra en Django desencadenado (Tarantino, 2012) es un homenaje a sus propios homenajes. No sólo los referentes al propio spaghetti western, si no el excesivo subrayado sangriento de cada disparo que nos remite a su gusto por la serie B y a su pasión por "lo japo". Uno asiste a una sucesión de lugares comunes tarantinianos, que sólo generan complacencia en su público, que asiste adulante a cada tic, a cada guiño, a cada gesto de complicidad. Tarantino ya no homenajea al cine, ya no muestra sus influencias. Se limita a centrifugar sus propias manías y a compartirlas en pantalla con aquellos que pasaron de disfrutar con su cine inicial a disfrutar con su persona.
Dio un giro con Kill Bill: Volumen 1 (2003), se centró en el "siempre quise hacer una peli de japos", pero aquello seguía siendo una película en sí misma. Hizo lo propio con Grindhouse (2007) aunque con horroroso resultado. Y lo que parecía ser un alto en el camino con Malditos Bastardos (2009) parece la continuación de una senda que uno no sabe muy bien hacia donde lleva, salvo al interior de Tarantino.
La tan esperada incursión en el spaghetti del eterno admirador del spaghetti no es ni una visión personal de aquella celebrada reinterpretación del western, ni un homenaje. Homenaje al spaghetti son las perlas que el propio director americano introducía en sus Kill Bills y aquellas que inundaban su última película. Eran detalles, guiños que con cierta elegancia introducía puntualmente en historias fuera de contexto. Y eran de agradecer. Las referencias en directores con estilo nunca sobran.
Lo que Tarantino perpetra en Django desencadenado (Tarantino, 2012) es un homenaje a sus propios homenajes. No sólo los referentes al propio spaghetti western, si no el excesivo subrayado sangriento de cada disparo que nos remite a su gusto por la serie B y a su pasión por "lo japo". Uno asiste a una sucesión de lugares comunes tarantinianos, que sólo generan complacencia en su público, que asiste adulante a cada tic, a cada guiño, a cada gesto de complicidad. Tarantino ya no homenajea al cine, ya no muestra sus influencias. Se limita a centrifugar sus propias manías y a compartirlas en pantalla con aquellos que pasaron de disfrutar con su cine inicial a disfrutar con su persona.
Dio un giro con Kill Bill: Volumen 1 (2003), se centró en el "siempre quise hacer una peli de japos", pero aquello seguía siendo una película en sí misma. Hizo lo propio con Grindhouse (2007) aunque con horroroso resultado. Y lo que parecía ser un alto en el camino con Malditos Bastardos (2009) parece la continuación de una senda que uno no sabe muy bien hacia donde lleva, salvo al interior de Tarantino.
Dr. King Schultz y Django |
La película es entretenida, aún siendo larga como un domingo de resaca
sin novia. Es visualmente estimulante, tiene un argumento bien llevado,
mantiene cierta tensión aunque llega un momento en que lo formal se
merienda al trasfondo. Está muy bien interpretada, especialmente por
Waltz y DiCaprio. A ratos bien musicada y a ratos atrozmente. El
anacronismo es gracioso cuando no se abusa de él pero...¿Hip hop y
Morricone? Por dios bendito Quentin, frena un poco con la fusión que me
entran ardores.
A partir de la primera media hora, tuve la sensación de estar viendo Malditos Bastardos en el Oeste. No por argumento, no por guión, no por contexto. Pero es la misma estructura, la misma idea. Tarantino reescribe la historia, again.
Escoge dramas históricos, auténticas tragedias colectivas e inflige la venganza pertinente. Frivoliza, gamberrea, ridiculiza. A algunos les parece una falta de respeto, a mi me parece que el que se tome esto en serio simplemente tiene ganas de gresca. Si en la anterior cinta fueron los nazis, ahora son los esclavistas.
Yo te perdono por lo que fuiste, porque me caes bien, porque ver cada nuevo parto nunca es una pérdida de tiempo, pero amigo, deja de mirarte el ombligo, levanta ese divino mentón y vuelve a hacer pelis, que talento te sobra, crack.
A partir de la primera media hora, tuve la sensación de estar viendo Malditos Bastardos en el Oeste. No por argumento, no por guión, no por contexto. Pero es la misma estructura, la misma idea. Tarantino reescribe la historia, again.
Escoge dramas históricos, auténticas tragedias colectivas e inflige la venganza pertinente. Frivoliza, gamberrea, ridiculiza. A algunos les parece una falta de respeto, a mi me parece que el que se tome esto en serio simplemente tiene ganas de gresca. Si en la anterior cinta fueron los nazis, ahora son los esclavistas.
Yo te perdono por lo que fuiste, porque me caes bien, porque ver cada nuevo parto nunca es una pérdida de tiempo, pero amigo, deja de mirarte el ombligo, levanta ese divino mentón y vuelve a hacer pelis, que talento te sobra, crack.
Jamie Foxx es Django |
Christoph Waltz es King Schultz |
Leonardo DiCaprio es Calvin Candie |
Samuel L. Jackson es Stephen |
Kerry Washington es Broomhilda |
Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!
ResponderEliminarHola manipulador de alimentos!
ResponderEliminarPues si. Comparto la decepción, no por esperar el cine de sus primeros años, pero si por encontrarme con algo más que simple entretenimiento, entretenimiento vacío como bien dices.
Yo no sé si volverá por sus antiguos derroteros, especialmente teniendo en cuenta que se le aplaude bastante, pero bueno...ya se cansará!
Gracias por comentar. Un saludo!
Todavía no he visto Django, pero vamos, que no me da mu buena espina. Lleva desde Jackie Brown con el mismo rollo, se ha acomodado con la misma formulita. La veré pr inercia y porque quiera o no hay más fanboys de Tarantino que perros descalzos y en cualquier momento cualquiera saltará con verla
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