sábado, 6 de noviembre de 2010

Lawrence de Arabia

Una minúscula silueta, delatada por una nube de polvo,  se acerca lentamente desde el horizonte tomando la forma de un árabe a camello, de nombre Sherif Ali, líder de la tribu de los howeitat. Hasta que no lo tenemos casi en primer plano no reconocemos quién es. Pero no hay duda, se trata del gran Omar Sharif.

Esta es una de muchas escenas magistrales que tiene la película, podría haber elegido otras, pero esta es la primera que me hipnotizó. Con ella David Lean nos sumerge (con la ayuda imprescindible de la música de Maurice Jarré) en un hechizo desértico cuya inmensidad solo es comparable a la propia personalidad que nos quiere mostrar, la de uno de esos hombres únicos que surgen muy de vez en cuando: T.E. Lawrence.

Soldado, diplomático, filósofo, aventurero... Lawrence abandona las comodidades del hogar y la campiña inglesa por  la jaima, las dunas y el sol de Arabia, en una misión encargada por sus superiores: tomar contacto con el Príncipe Faisal y organizarse contra el ejército turco, y así  equilibrar la balanza en la Gran Guerra. Sin embargo, cuando lo consigue, en un acto de amor y locura por un lugar en el que encuentra  su propia paz interior, promete a los árabes algo imposible, incluso para él: la libertad.

El sufrimiento de su conciencia, agobiada por dicha promesa, dada a un pueblo unido sólo por la ilusión en torno a las consecuencias que se darían en caso de cumplirse, a sabiendas de que el gobierno británico jamás permitiría una Arabia libre, sí de los turcos, pero no de ellos, of course, se refleja en los ojos inquietos de Peter O'Toole. Acentuados por la soledad del desierto, serían los únicos capaces de revelar la grandeza interior de un prohombre que en palabras de Churchill "Fue uno de esos seres cuyo paso por la vida fue más rápido y más intenso que de ordinario." "...pudo haber realizado el sueño juvenil de Bonaparte de conquistar el Oriente; pudo haber llegado a Constantinopla... Pero el viento tempestuoso cesó...Tocaron las campanas del Armisticio...".
En fin, otro día hablamos de la banda sonora, que también se las trae.

5 comentarios:

  1. Muy buen blog y excelente comentario sobre esta peli del director de Breve encuentro. Un clásico de los grandes. El desierto es uno de los protagonistas de Lawrence de Arabia, complementado por el gran personaje de Lawrence con una vida interior tempestuosa y trágica. Una de las grande pelis de la historia del cine, sin duda; me recuerda en su estilo a otras clásicas como El puente sobre el río Kwai o Los mejores años de nuestra vida. Bueno, nada, te voy a seguir y espero venir más por aquí; yo ando con un blog que va yendo poco a poco (www.cinodromo.blogspot.com); si puedes y te apetece pasarte serás bienvenido. Hasta otra y gracias, Vicente.

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  2. Hola Javi!, Muchas gracias por tu comentario, realmente es una película que merece la pena, y también por tu invitación, ten por seguro que me pasaré tu blog. Tomo nota de Los mejores años de nuestra vida, hace tiempo que la tengo pero nunca me ha dado por verla.
    Un saludo y gracias de nuevo!

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  3. Obra maestra de un director que hizo muchas obras maestras, Doctor Zhivago, El puente sobre el rio Kwai, Pasaje a la India... muy buena recomendación.

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  4. "Eres un payaso
    No todos podemos domadores de leones"
    Qué mitiquísima!!!!!

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  5. jeje al principio he pensado que me estabas insultando :)
    Sí que es mítica, cada vez que me acuerdo de la melodía se me pone la piel de gallina

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