viernes, 8 de abril de 2011

Gil Parrondo, decorados "made in Spain"

Mucho antes de que Almodóvar, Bardem, Pe y compañía conquistaran Hollywood, hubo otros profesionales de nuestro cine, de menos campanillas pero tan superdotados en lo suyo como aquellos, que triunfaron y aportaron ese talento a las grandes producciones norteamericanas de los sesenta y setenta. Uno de ellos fue el decorador de cine, televisión y escenógrafo teatral Gil Parrondo. Su buen hacer fue reconocido con dos oscars a la mejor dirección artística por Patton (1970) y Nicolás y Alejandra (1971), ambas del director Franklin J. Schaffner, aunque también es cierto que trabajó en otras películas oscarizadas en las que no se reconocía  su trabajo en los títulos de crédito, por lo que pudo conseguir alguno más. El único español que ha logrado igualar esta marca es Pedro Almodóvar.

Sus primeros pasos los dio como ayudante del decorador alemán Sigfried Burmann, uno de los más influyentes decoradores de España, con el que colaboró en películas como Los últimos de Filipinas (1945) o Lola la Piconera (1950). Tras unos años en los que trabaja, por fin, como decorador titular, participará en una de las primeras superproducciones hollywoodienses que se rueda en nuestro país, Alejandro el grande (1955), que contaba con actores de la talla de Richard Burton y Claire Bloom. Aunque la experiencia que adquirió en el rodaje fue innegable, la relación con el director no resultó la más deseada:

"La relación que mantuve con (Robert) Rossen fue absolutamente nula. Le conocí, por supuesto, y hablamos cuando localizábamos, pero la colaboración mía era directamente con el director artístico...".

Teatro Price en El maravilloso mundo del circo
En los años 60, Parrondo se unió a las superproducciones rodadas en España por el magnate Samuel Bronston, como Rey de reyes (1960), El Cid (1961) y El fabuloso mundo del circo (1964), en las que conocerá a actores míticos como Claudia Cardinale, John Wayne o Ava Gardner y donde se pueden ver localizaciones elegidas por Parrondo como El Teatro-Circo Price de Madrid en El fabuloso... o la fachada de la Catedral de Burgos en El Cid. Más adelante, continuará su brillante trayectoria con proyectos de menor envergadura económica, como los realizados con Ray Harryhausen y el maestro de las maquetas Emilio Ruiz del Río, pero igualmente satisfactorios a nivel personal, ya que tuvo que diseñar decorados muy imaginativos y de una gran dificultad técnica, como los interiores del submarino Nautilus para La isla misteriosa (1961).

Doctor Zhivago
Su inagotable talento no pasó desapercibido para el director David Lean, quien rodó Lawrence de Arabia  (1962) y Doctor Zhivago (1965) en España. Parrondo no aparecía en los créditos finales, pero colaboró en encontrar las mejores localizaciones posibles y diseñar los interiores. En Doctor Zhivago, la idea de la casa helada de Lara surgió de una casa fotografiada por Parrondo en los Pirineos, en la que una ventisca había cubierto la chimenea de nieve por una ventana rota. En cuanto a Lawrence de Arabia, la localización de la ciudad de Aqaba también fue mérito de Parrondo, quien la situó en un lugar conocido como El Algarrobico, Almería.

La trayectoría de Parrondo, afortunadamente, no ha acabado. Su última participación la encontramos en la película española Pájaros muertos (2008) y de entre su larga filmografía podemos destacar, además de las ya mencionadas, las siguientes películas, que no harían sino resaltar aun más su categoría, elevándolo a uno de los mayores valores de nuestro cine, y de los menos reconocidos:

- Orgullo y Pasión (1956, Stanley Kramer).
- Espartaco (1959, Stanley Kubrick). Sin acreditar.
- 55 días en Pekín (1962, Nicholas Ray). Sin acreditar.
- La gran esperanza blanca (1969, Martin Ritt).
- Viajes con mi tía (1972, George Cukor).
- Robin y Marian (1976, Richard Lester).
- Volver a empezar (1982, J. L. Garci).
- El abuelo (1998, J.L. Garci). 

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