lunes, 11 de octubre de 2010

El entrañable Walter Brennan

Brennan poseía esa aura o magnetismo, como quieran llamarlo, de los grandes actores. Tenía la nada desdeñable capacidad de atraer la atención del espectador, incluso por encima del mismo protagonista, bien despertando la mayor de las simpatías o el desprecio más virulento en función del personaje, destruyendo  con una facilidad sin igual la etiqueta de "actor secundario". Aunque quizás no resulte un argumento de peso, pues ya sabemos que esto de los premios es digno del mismisimo pucherazo decimonónico español, sus méritos fueron reconocidos con tres premios oscars. Fue durante mucho tiempo el actor con más galardones de la academia, hasta que el inefable Jack Nicholson le igualó, y quién sabe si un día le supere.
Pero todos estos elogios, que no iban con él, resultarían inútiles si no hablamos también de su humildad, constatada para la posteridad cuando dijo: "yo sólo sé actuar de dos maneras, con dentadura o sin ella". De hecho, se quedó sin piños en un accidente en 1932, de ahí la ventaja de no tener que pintárselos de negro.

Creo recordar que la primera película suya que ví fue Río Bravo (1959), en la que interpretaba al inolvidable tullido Stumpy y, desde entonces, apuntaba en rojo toda película en la que su nombre apareciera en el reparto, descubriendo, de esta manera, no sólo su vertiente cómica, sino sus admirables aptitudes para interpretar al despótico juez Roy Bean en El Forastero (1940) o al cabecilla de los hermanos Clanton que traía por el camino de la amargura a Henry Fonda en Pasión de los fuertes (1946).

Quizás, los que no desdeñen los westerns se habrán topado con él más de una vez, pues trabajó en y con los mejores, pero no hay que olvidar otros papeles suyos más allá del género, como el inseparable amigo de Bogart (y el whisky) de Tener y no tener (1944) o al médico de un pueblo de la América profunda en el intrigante film Conspiración de silencio (1955). Sin duda, uno de los más queridos y admirados, al menos para un servidor.

5 comentarios:

  1. and my rifle, my pony and meeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!! cara güena gente coile

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  2. Desde luego en Río Bravo hay veces que lo único que puedo recordar es su voz chillona y quejicosa pidiendo a Wayne que le tome en cuenta o riéndose del cabroncete que tienen encerrado.

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  3. en inglés no se como será, pero el doblador se sale del pellejo

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  4. Desde luego las películas que nombras no serían ni la mitad si faltara el grandioso Walter, pedazo de actor. Secundario como él, parece que con Alexandre ya han dejado de existir. Gran entrada Vincent

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